Como lo anticipó la Casa Blanca, Barack Obama anunció el fin de la contienda en Irak. Con una frase corta: “la misión de combate finalizó”, se buscó mostrar una realidad que no existe. En un serio discurso comunicó lo que millones de sus compatriotas estadounidenses querían escuchar.
La política afirma que esta guerra es una muestra clara del arte de lo imposible. Si el conflicto comenzó gracias a una gran mentira, las tan promocionadas armas de destrucción masiva, deberíamos advertir que se buscó otra versión falsa para finalizarla.
No es lo mismo afirmar que finalizó la guerra a decir que finalizaron los combates. Sin embargo, a pocos les importa cuando lo único que pretenden es salir de un conflicto que amenaza con no terminarse jamás.
Esta nunca fue la guerra de Obama. No iba a asumir un costo político por retirarse sino que, por contrario, sacando a sus soldados de esa Nación está cumpliendo con una de sus promesas electorales.
Esta guerra desde un principio se libró a través de los Medios de Comunicación y generó una desfiguración de la realidad. A las bombas que mataban a los civiles se las bautizó como “inteligentes” y a los civiles muertos como “daños colaterales”. Por ese motivo, no es de extrañar que se busque borrar esta idea de la opinión pública de los Estrados Unidos y decir que a nivel global la guerra terminó cuando en realidad lo que se está anunciando es que las misiones de combate son las que finalizaron.
En este punto en particular es necesario hacer una pausa. En el terreno aún quedarán 50 mil soldados estadounidenses y no está claro realmente si en un futuro no deberán volver a enfrentarse contra los miembros de Al Qaeda que a diario asedian a las fuerzas armadas iraquíes y a quienes los acompañen.
Al mismo tiempo, los combates podrán darse por terminados para las fuerzas que ocuparon el país en el año 2003 pero no para los militares iraquíes y los civiles, quienes enfrentan por estos días una ola de terror en manos de Al Qaeda y sus aliados.
Esta guerra comenzó con una mentira y busca darse por terminada con otra. El problema es que en Irak, las mentiras son enterradas por una cruda realidad.
Obama habló de dar vuelta la página y mirar hacia el futuro, algo que seguramente anhelan todos en Irak. Sin embargo, están todavía muy ocupados con cuestiones anteriores de esta historia que parece nunca terminarse.
Hasta hace dos días Irak estaba en alerta máxima por temor a una ola de ataques terroristas, mientras, al mismo tiempo, los políticos surgidos de esta democracia “for export” no logran ponerse de acuerdo en sellar un gobierno de unidad.
Mientras los suicidas continúan inmolándose en las calles de Bagdad, el temor a una guerra aún más terrible, la interna, producto de los choques políticos, puede verse en el horizonte.
Durante su discurso Obama prometió no dejar solos a los iraquíes aunque en la práctica ya lo hizo. Una semana atrás el máximo general iraquí aseguraba que su país necesitaba que Estados Unidos mantuviera a sus tropas hasta el año 2020.
Como lo anunció Bush, Obama aseguró que los objetivos fueron cumplidos, como el haber sacado a un dictador del poder. Poco se habló de la red Al Qaeda y del poder que después de tantos años aún permanece intacto. El presidente mostró el vaso lleno hablando de las capturas de muchos de los líderes de esta red terrorista aunque evitó comentar que pese a esto, continúan sembrando el terror.
El presidente Obama buscó en la crisis interna de su país el justificativo para poder escapar de Irak. En una pelea siempre se afirma que quien abandona el lugar de la lucha es quien pierde, en esta oportunidad Al Qaeda podría afirmar que ellos ganaron esta batalla porque continúan detonando coches bomba y son los estadounidenses quienes se retiran de la contienda.
Al mejor estilo Bush, vestido de oscuro con una corbata roja, Obama finalizó de un plumazo una guerra que aún sigue causando muertos en el frente de batalla. Algo tan simple y poco realista como querer tapar el sol con la mano.
por Andrés Repetto para el observadorglobal.com
Decía Walter Benjamín que un libro de citas de otros, sería un libro perfecto, ya que estas enriquecen lo nuestro y convierten nuestra obra en una “obra colectiva”. Lejos de la perfección se encuentra esta iniciativa, pero si vale como lugar donde compartir distintos textos, con el sentido de entender este día a día que nos toca en el mundo. La intención no será cambiarlo, sólo la de tratar de entenderlo.
miércoles, septiembre 1
martes, agosto 31
Por la educación
Por Roxana Morduchowicz
La TV es el medio predominante en la vida de chicos y adolescentes. Es el que más tiempo ocupa en sus ratos libres, el que más comparten en familia, el principal tema de conversación con amigo. ¿Qué le devuelve la TV abierta a este público fiel? Muy poco. Casi no hay programas para ellos. Las ficciones se repiten y clonan. Las tramas son simples, los personajes estereotipados, y los conflictos, clichés. Se innova en la ficción para adultos y casi nada en la de adolescentes. Los programadores dicen que "los chicos ven programas de adultos". Pero ¿no los elegirán porque la TV abierta no ofrece nada para ellos?
La TV es siempre educativa, siempre forma, porque los chicos siempre aprenden. Todos los programas enseñan porque transmiten valores, modelos e imágenes del mundo. La TV siempre educa, aun cuando no se lo proponga. Los adolescentes aprenden de programas no "educativos": cómo invitar a una chica a salir, cómo besar, cómo hablarle a los adultos y sobre todo cómo se los define socialmente. Si la pantalla los muestra víctimas (abusados y golpeados) o victimarios (agresivos y violentos) sabrán que esa es la imagen que circula sobre ellos en la sociedad.
Aunque eduque, la TV no tiene como misión principal enseñar. Pero como servicio público, le debemos pedir que sea de calidad: que piense en los espectadores como ciudadanos antes que consumidores, que priorice modelos constructivos, que no refuerce estereotipos y que apueste siempre a lo nuevo.
Fuente: La Nación
La TV es el medio predominante en la vida de chicos y adolescentes. Es el que más tiempo ocupa en sus ratos libres, el que más comparten en familia, el principal tema de conversación con amigo. ¿Qué le devuelve la TV abierta a este público fiel? Muy poco. Casi no hay programas para ellos. Las ficciones se repiten y clonan. Las tramas son simples, los personajes estereotipados, y los conflictos, clichés. Se innova en la ficción para adultos y casi nada en la de adolescentes. Los programadores dicen que "los chicos ven programas de adultos". Pero ¿no los elegirán porque la TV abierta no ofrece nada para ellos?
La TV es siempre educativa, siempre forma, porque los chicos siempre aprenden. Todos los programas enseñan porque transmiten valores, modelos e imágenes del mundo. La TV siempre educa, aun cuando no se lo proponga. Los adolescentes aprenden de programas no "educativos": cómo invitar a una chica a salir, cómo besar, cómo hablarle a los adultos y sobre todo cómo se los define socialmente. Si la pantalla los muestra víctimas (abusados y golpeados) o victimarios (agresivos y violentos) sabrán que esa es la imagen que circula sobre ellos en la sociedad.
Aunque eduque, la TV no tiene como misión principal enseñar. Pero como servicio público, le debemos pedir que sea de calidad: que piense en los espectadores como ciudadanos antes que consumidores, que priorice modelos constructivos, que no refuerce estereotipos y que apueste siempre a lo nuevo.
Fuente: La Nación
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