viernes, octubre 15

De Cornelius Castoriadis

El primero es que la evolución de las sociedades modernas tiende
a destruir todas las oportunidades de socialización significativa.
Por ejemplo tiende a destruir las ciudades: destruye los barrios,
y hasta tiende a destruir la empresa como lugar en donde la
gente puede socializarse. El capitalismo moderno esta casi a punto
de lograr la “hazaña” de destruir una de las creaciones mas
geniales de la humanidad desde hace mil años: la ciudad. La
ciudad actual está destruida porque está cada vez mas fragmentada.
Está fragmentada en tres grandes pedazos que viven entre
si relaciones absolutamente exteriores: las zona de comercios,
oficinas, etc, la zona residenciales ricas y los guetos . Pero la
suma de estas tres cosas no hacen una ciudad. Ahora bien, todos
los movimientos sociales importantes que se han conocido
siempre se apoyaron sobre socializaciones y colectivizaciones
existentes. Tanto los movimientos campesinos como los obreros,
partían del campo o de las empresas. Las insurrecciones del
siglo XIX partian de los barrios obreros. La cuestión que se plantea
ahora entonces es de qué manera una sociedad atomizada
como es la contemporánea puede convertirse en la fuente, en el
origen, de movimientos colectivos democráticos. Siendo que las
personas se ignoran totalmente y son extraños u hostiles unos a
otros.
Y la segunda cuestión es mas pesada, es la que concierne a la
apatía actual, al giro hacia el consumo. Todo el mundo sabe que
las sociedades contemporáneas occidentales son las primeras
sociedades en la historia de la humanidad en que la religión ya no
juega un rol central (y ciertamente no soy yo quien lo lamenta).
Las religiones a su manera mistificadora siempre jugaron un rol
importante, fundamental en la institución de las sociedades. No
simplemente como decía Marx que le daba un complemento de
justificaciones solemnes al orden social existente. Es algo mas
profundo que eso. Ocurre que el hombre es un animal que busca
el sentido, un “animal” que vive bajo el sentido. Y qué era lo que
le proveía el sentido a la vida humana en las sociedades pasadas:
la religión. Esa manera de darle sentido a la vida es la expresión
misma de la heteronomía. La base de toda religión es el mandamiento
divino y es por eso que imponen éticas heterónomas a los
hombres, y que crean sociedades heterónomas: porque no sólo
los mandamientos sino el sentido de la vida viene de la concordancia
de la vida individual con el espíritu de la religión.
Bueno eso ahora terminó. Es por eso que asistimos a tentativas
de retorno ya sea a fuentes de estilo religioso. Por ejemplo en los
países islámicos o la India donde la poblaciones rehusan la aceptación
del sentido que implica la modernidad, una modernidad
que no puede ofrecerles otra cosa mas que consumo, e incluso
tampoco les da eso. El consumo, la televisión y todos esos fenómenos
son agentes de compensaciones con respecto al vacío
del sentido de la vida contemporánea. Si no se sabe por qué se
vive ni por qué se va a morir entonces se compra un nuevo auto;
se busca el sentido... por televisión. Todo esto quiere decir que
para que haya un cambio en las actitudes políticas, es necesario
que a la vez la gente reconozca el vacío de esta “puesta en sentido”
y que descubra que poseen la capacidad de darle ellos mismos
el sentido a su vida. Y que por lo tanto pase a la acción
colectiva que podrá permitir la creación de una sociedad en la
que cada uno pudiera dar el sentido que cree que tiene su vida y
su muerte.
Esas son las dos grandes cuestiones que yo creo que hay que
plantearse cuando se mira la sociedad contemporánea. No para
extraer conclusiones pesimista u optimistas, sino para tratar de
ser lúcido, con relación a las posibilidades de evolución y en
relación al verdadero problema político. Porque es un problema
político reconstituir la colectividad. Y es un problema político
reflexionar sobre una sociedad donde por primera vez no habrá
significaciones impuestas de manera heterónoma sino que la sociedad
podrá ella misma crear sus significaciones e investirlas,
apasionarse por ellas, amarlas, sabiendo a la vez que constituyen
una obra humana y que no han caído del cielo.

martes, octubre 12

¿Cuánto durarán los diarios de papel?

por Roberto Guareschi, Periodista.

El New York Times admite que en algún momento tendrá que cancelar su edición de papel. USA Today anuncia que va a enfocarse en los dispositivos móviles. The Guardian dice que será más “radical“ en lo digital. Son grandes diarios a los que no le va bien: USA Today ha sido el más vendido de Estados Unidos; el New York Times es quizás el más influyente del mundo; The Guardian, aspira a estar cerca de eso.

¿Cuánto les queda en papel? ¿Cinco, diez, quince años? Para pensar una respuesta no hay que mirar solamente las cuestiones prácticas o biológicas: tecnologías que hagan cada vez más atractivos los soportes para leer y trabajar, o la extinción de los que se criaron en la cultura del papel. El factor más importante será el económico: las ediciones de papel durarán hasta que ya no sean económicamente viables.

Pero mientras los medios nacidos en papel avanzan en su transición tardía y lenta hacia lo digital, otros medios nativos digitales -periodísticos o con alguna vinculación con el periodismo- están abriendo nuevos terrenos y colonizándolos. Corren con mucha ventaja.

Otras noticias, tan importantes como las que abren esta columna, muestran la naturaleza de ese movimiento:

El Huffington Post, publicación digital nacida como blog político, le muerde los talones al New York Times, el diario con más visitantes de la Red, y ya dejó atrás al Washington Post y al Los Angeles Times. Lo logró con poca plata y menos periodistas que los diarios, eligiendo material periodístico que circula en la red: lo resume o simplemente lo anuncia, y brinda vínculos con las producciones originales. También ofrece columnistas y bloggers prestigiosos o populares pero, excepto eso, produce poco material propio. Esto, en el ámbito de lo periodístico.

Veamos otra noticia, ahora en un ámbito híbrido, el de las redes sociales y su intersección con el periodismo. Facebook ha sobrepasado a Google News como enviador de tráfico a los sites de noticias (y aquí). Facebook es una red social; allí la gente arma comunidades y comparte todo tipo de contenidos, entre ellos, periodísticos. Google News es sólo un agregador de noticias: las ofrece ordenadas según su popularidad, entre otros atributos. Aquí los usuarios no se conectan entre ellos.

Así como Facebook aumenta la cantidad de gente que va a los diarios online, también aumenta (junto con Twitter) ratings de la televisión. Lo hace porque los usuarios suelen mirar grandes eventos mientras los comentan chateando con sus amigos (Pettinato, precursor local, agregó el diálogo con el programa).

Los ejemplos confirman que la gente necesita un lugar donde compartir y discutir los contenidos, antaño actividades exclusivas de los diarios de papel, si bien realizadas precariamente. Y también confirman un camino ineludible para el periodismo: más interactividad con el medio y entre los usuarios, más participación en la construcción de contenidos, y la posibilidad de emplear lenguajes verdaderamente multimedia. Este camino, a su vez, abre otros como la elaboración colectiva de contenidos periodísticos y la posibilidad de participar en el proceso de llevar al mundo físico acciones planificadas en la red.

Los diarios lo saben pero no quieren o no pueden poner más energía en eso. O lo hacen con la vieja receta de los grandes diarios generalistas -un poco de todo para todos. Algunos pecan por comodidad, otros por miedo (tienen mucho que perder), otros por ignorancia.

Antes o después de que muera el papel se habrá construído otro periodismo. Grandes grupos económicos, vinculados al periodismo (News Corporation, Grupo Clarín, Rede Globo) o lejanos de él (Google, Telefónica) sostendrán a un periodismo que los ayude a conservar su poder y las relaciones de poder en el sistema. Pero por primera vez en la historia también la gente puede construir o ayudar a construir un periodismo propio. Es una tarea difícil y tendrá adversarios gigantescos . Y nadie puede dar por sentada la calidad y la eficacia de ese periodismo. Aún así vale la pena intentarlo una y muchas veces.

http://robertoguareschi.com