sábado, abril 24

Arsenal nuclear: ¿En manos seguras?

Años después del vencimiento de un plazo de seis meses, decenas de países, entre ellos los productores de uranio, siguen representando un peligro potencial para la defensa global contra el terrorismo nuclear e ignorando un mandato de las Naciones Unidas para hacer frente a esta amenaza.

Níger, gran exportador de uranio, y la República Democrática del Congo, de donde procedió el uranio utilizado en la primera bomba atómica, figuran entre los estados que no han cumplido plenamente la Resolución 1540 del Consejo de Seguridad, elemento clave para evitar la proliferación nuclear.

La minería no regulada del Congo preocupa desde hace tiempo a las autoridades internacionales por temor a que el uranio acabe en manos de terroristas.

El presidente estadounidense Barack Obama, que considera el terrorismo nuclear "la amenaza más inmediata y extrema para la seguridad global", presidió días atrás una cumbre en Washington en el que el cumplimiento de esa resolución fue uno de los temas prioritarios de la agenda.

29 naciones no informaron qué medidas tomaron, como requiere la resolución aprobada en el 2004. Y de las 160 que sí lo hicieron, abundan los casos en los que la información es incompleta.

La cumbre de Washington trabajó formulando duras advertencias sobre la importancia del mandato de la ONU en este tema. Las potencias occidentales con Estados Unidos a la cabeza, temen que el material atómico caiga en manos terroristas y sea utilizado en la fabricación de bombas sucias.

La resolución 1540, promovida por Estados Unidos luego de los ataques del 11 de septiembre del 2001 y del descubrimiento de una red que contrabandeaba material nuclear en el 2004, es el único instrumento legal de alcance mundial para frenar la posible entrega de tecnología nuclear a elementos terroristas. A diferencia de los tratados, que se aplican solo en los países que los ratifican, constituye un mandato de las Naciones Unidas, de cumplimiento obligatorio para todos.

La resolución exige a los gobiernos "que adopten y hagan cumplir leyes efectivas que impidan" que esa tecnología llegue a manos terroristas para la fabricación de armas nucleares, químicas o biológicas.

Estados Unidos y otras naciones industrializadas presentaron informes sumamente detallados, mientras que otros países pequeños prepararon informes muy cortos con datos irrelevantes, como, por ejemplo, los tratados de no proliferación que han ratificado o, en el caso de Uganda, pidieron ayuda financiera para cumplir sus obligaciones.

Muchos países no dicen si sancionaron leyes para castigar las actividades relacionadas con armas de destrucción masiva, si vigilan el cumplimiento de esas leyes o si elaboraron listas de artículos controlados.

Casi todos los países que no presentaron informes se encuentran en África. Ese grupo incluye naciones productoras de uranio como Zambia, Malaui y la República de Africa Central.

Los informes requeridos por la resolución 1540 son "especialmente importantes cuando un país tiene minas de uranio o un viejo reactor para investigaciones", expresó el académico sueco Johan Bergenas, especialista en estos temas.

"No estamos en condiciones de cumplir con esos requisitos", comentó el diplomático nigeriano Boubecar Boureima. "Nos enfocamos en cuestiones económicas, en promover la paz en nuestra región y en otros asuntos de nuestro interés".

"Tenemos uranio", admitió. "Pero no pensamos darle usos equivocados".

Los países que no rinden informes son solo parte del problema, según diplomáticos.

Egipto anunció nueva legislación para penalizar el tráfico de bienes nucleares y Malasia una ley para ajustar los controles a la exportación en una nación notoria como punto de tránsito clandestino de tecnología nuclear. Ucrania, México y otros países prometieron ceder su uranio altamente enriquecido. Y el comunicado final de los participantes de la reciente cumbre apoyó el objetivo de Obama de asegurar todo material nuclear vulnerable dentro de los próximos cuatro años.

Los expertos dicen que no será fácil a medida que el mundo trata de determinar qué es lo que hay, dónde está y qué es "vulnerable".

Los materiales fisionables se encuentran en algunos sitios inesperados: en las plantas de energía de los rompehielos rusos y submarinos atómicos estadounidenses, en reactores de investigación universitaria, en depósitos dentro del sistema de energía nuclear japonés. Y cientos de toneladas están en ojivas nucleares emplazadas o en desuso en Estados Unidos y Rusia.

Los expertos sólo pueden calcular la cantidad: de 1.300 a 1.900 toneladas de uranio enriquecido como para utilizar en armas nucleares están almacenadas en el mundo, según informó el año pasado el Panel Internacional sobre Material Fisionable. Unos pocos kilos pueden producir una bomba capaz de destruir una ciudad.

El tonelaje se acumuló durante la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y Rusia rivalizaban en producir estos metales exóticos e incluso donaron parte a naciones amigas para sus reactores de investigación.

Esa rivalidad ha quedado atrás, pero su legado de terror persiste. Ahora el mundo se preocupa menos sobre la posibilidad de un apocalipsis a causa de las grandes potencias que por las aspiraciones nucleares de grupos terroristas como Al Qaeda.

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