jueves, febrero 25

El latido verdadero

Por Juan Cruz

En medio de todos los afanes privados, públicos o mundiales siempre hay alguien en cualquier lugar del universo cuya memoria se debate a favor de una lucha íntima, la supervivencia de la madre. Una amiga mía me escribe hoy desde Uruguay, donde su madre agota los últimos instantes de su esperanza, y ella lucha con ella, no hay tiempo para más, ni fuerza para más. Y esa lucha íntima es su vida, el horizonte se va difuminando, y ella está ahí viviendo cada día como la prolongación de una angustia ajena que le es tan propia, tan enraizada en su propia alma, en su misma sangre. Uno recibe esa noticia, que es mínima en su trascendencia mundial, pero que es una herida que se va haciendo en el silencio de un cuarto por el que circula el aire de la desesperación. Uno lee esas líneas conmovidas y luego se va al aire de la calle, a las noticias grandes o pequeñas, como si cualquier latido tuviera la misma importancia, y la ventolera del día cubre de ceniza el recuerdo de lo que ha marcado la mañana. Y no, ahí está el latido verdadero, el que conmueve hasta la desesperación el dolor de una hija que dice ún largo adiós a su madre.

Diario El País

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