martes, marzo 9

Buscando a aquel que uno fue

Por Bernabé Tolosa

Siempre resultan provechosos los días de vacaciones. No sólo porque uno pone al día su ocio, sino que, además, logra terminar o encontrar cosas que vienen de tiempo atrás.
En mi caso fue Papeles Inesperados de Cotázar y un poemario de Delmira Agustini, además de pasar algunos días en aquel pueblo donde mi críe.

Pensando en numerosos lugares donde hacía muchos años que no ingresaba, decidí ir a buscarme allí. Demás esta decir que no me encontré. Aquellos lugares ya no son los mismos y mucho menos Yo soy el mismo de aquel ayer. Pero valió el intento. Los recuerdos suelen ser un buen paliativo ante la ausencia de aquel que uno fue de chico.

Mi pueblo ha crecido bastante. Yo también. Pero algunos lugares siguen teniendo el mismo olor, las mismas sombras y esa misma facilidad de antaño para generar sensaciones.

No me encontré en mi escuela, en ese patio mío, en mi plaza. Tampoco me encontré en aquella esquina, en esa iglesia ni en ese zaguán. Tampoco estaba con ella, ni tampoco me vi por el boulevard. Ni siquiera en aquel beso.
Pero como dijo el Negro Dolina alguna vez, “el verdadero milagro no es encontrarse uno mismo, sino encontrar a alguien”. Y a muchos encontré en esos días, luego de algunos años. A muchos encontré, de aquellos que hacía rato quería hallar, pero no a todos. Lástima que no a todos.

Sinceramente fue maravilloso. Los distintos recuerdos generaron lágrimas. De todo tipo de lágrimas, desde las más tristes, hasta las más felices. La realidad de esos días, no sólo me trajo los deseos y decepciones del que fui, sino también esto que soy ahora. Siempre es bienvenido el recuerdo. Siempre nos hace crecer el poder ver aquello que nos pasó, aquello que nos hizo, sabiendo inclusive que no es lo original, sino como lo tenemos nosotros tatuado en el alma. Mi alma tiene tatuada en gran parte de su mapa, mi niñez y mi adolescencia en aquel Pueblo.

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