viernes, marzo 12

Chile: La oportunidad de Piñera

Sebastián Piñera asumió la presidencia de Chile. Las consecuencias del terremoto que devastó al país, lo obligarán a cambiar prioridades y modificar su programa de gobierno. Según una encuesta el 59 por ciento de los chilenos espera un buen gobierno. Pero las principales dudas están puestas en la idoneidad de un gabinete compuesto mayoritariamente por empresarios sin experiencia en la gestión pública y en el desempeño de funcionarios que fueron hasta hace poco socios de empresas cuya responsabilidad civil está comprometida por daños causados a terceros tras el terremoto.

Horas antes de su asunción, Sebastián Piñera jugó al fútbol con Evo Morales. Ambos aseguraron que fue un gesto que representó la unidad entre Chile y Bolivia - APEl traspaso de mando fue austero y empañado por las circunstancias actuales del país tras el feroz terremoto del pasado 27 de febrero y en medio de réplicas y alerta de tsunami. Sebastián Piñera, un empresario multimillonario, asumió el poder de la mano de una alianza de derecha que ganó en las urnas por primera vez en más de medio siglo.

Atrás quedan los 20 años de gobierno de la Concertación, el conglomerado de partidos de centro y de centroizquierda que llevó a Chile a asumir una posición de modelo en América Latina por su desarrollo económico y social, más allá de los déficit que quedaron en evidencia tras la catástrofe.

"Llegó el momento de no olvidar a nuestros muertos, nuestras víctimas y nuestros desaparecidos, pero sí a secar las lágrimas y a empezar con toda la fuerza del mundo el proceso de enfrentar la emergencia", declaró Piñera esta semana.

Sus cuatro años de gobierno estarán marcados por las consecuencias del terremoto, que lo obligarán a cambiar prioridades y modificar su programa de gobierno. La recuperación del aparato productivo y la reconstrucción en las zonas afectadas serán la primera tarea a enfrentar.

“Si antes no teníamos un minuto que perder, hoy día no tenemos un segundo que perder. Nuestro país ha demostrado siempre una capacidad inquebrantable de volver a ponerse de pie y estoy seguro de que Chile va a salir fortalecido”, aseguró.

El 17 de enero pasado, el empresario venció en segunda vuelta al demócrata cristiano Eduardo Frei centrando su discurso en la necesidad de un cambio político tras 20 años de Concertación. Entre sus promesas estaban dar un bono extraordinario de 80 dólares para familias de bajos recursos al comenzar el ciclo lectivo, crear un millón de empleos, construir hospitales y combatir la delincuencia.

Pero además de abandonar estos proyectos, Piñera podría aprovechar la situación de emergencia que vive una parte del país para apelar al consenso y a la unidad y acallar al mismo tiempo los seguros reclamos de sectores que lo combaten, como los maestros, los sindicatos o los estudiantes.

En ese sentido, ya antes de asumir, Piñera -cuarto hombre más rico de Chile con una fortuna de aproximadamente 2.000 millones de dólares- fue blanco de críticas por la conformación de un gabinete y el nombramiento de intendentes (gobernadores) y autoridades regionales casi exclusivamente ligados a la economía. La experiencia política de estos nuevos funcionarios es escasa: de los 22 ministros, solamente dos son miembros de Renovación Nacional (el partido de Piñera) y otros cuatro de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI).

Entre sus ministros destaca además el sesgo empresarial y el conservadurismo, con muchos de ellos vinculados a los sectores ultra de la iglesia católica, como el Opus Dei. Entre los intendentes destaca Fernando Echeverría, que quedará al frente de la Región Metropolitana de Santiago pese a ser ni más ni menos que el ex presidente de la Cámara de la Construcción y un empresario del ramo. Echeverría es socio de una inmobiliaria cuyos edificios sufrieron daños estructurales con el terremoto.

“La designación a cargos públicos importantes como el de intendente, recaída en personas que fueron hasta hace poco ejecutivos o son socios de empresas cuya responsabilidad civil está comprometida por daños causados a terceros a raíz del terremoto, constituyen una alerta temprana para la ciudadanía sobre el hecho que aquí hay un test de responsabilidad y transparencia para el gobierno en los próximos meses”, escribe en un editorial el diario online el Mostrador.

Pese a todo, según la encuestadora Adimark, el 59 por ciento de los chilenos dijeron en un sondeo que esperan un buen gobierno de Piñera, quien podría sacar provecho de la situación excepcional que vive el país tras el sismo.

Después de recibir la banda presidencial, Piñera quiere viajar a Constitución, una de las ciudades costeras totalmente arrasadas por el terremoto y posterior tsunami. Allí, junto a su gabinete, anunciará las primeras medidas del plan “Levantemos Chile”.


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